“Los perros hambrientos” una metáfora a la desigualdad social de Ciro Alegría Bazán. ¿En la actualidad la discriminación social es tan despectiva como se ve reflejada en la obra?

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Realizado por: Abanto Urbina Bryam / Aliaga Machuca Clever / Ramirez Castañeda Claudia
Estudiantes de la Universidad Privada del Norte.

El gran autor Ciro Alegría Bazán se inspiró para escribir principalmente por su experiencia personal y por la situación social y política que en esa época se vivía en el Perú. La novela refleja la realidad de los campesinos y comunidades indígenas que enfrentaban la explotación, la pobreza extrema y la injusticia. Alegría, como escritor comprometido con las problemáticas sociales, utilizó su obra para dar voz a los marginados y poner en evidencia las desigualdades y abusos que enfrentaban, a menudo utiliza el maltrato animal como una metáfora para describir el trato inhumano hacia las personas, lo cual se puede evidenciar en los siguientes capítulos que analizaremos de la obra.

“Aquel día mientras la Antuca pastaba su ganado, a lo lejos mira acercarse a dos jinetes, avanzando al galope, uno de ellos desenrolló una soga y se lo tiró diestramente al pobre güeso que era el primero que encontraron, el perro quedo inmóvil con el rabo entre las piernas, mientras la Antuca viene presurosamente para suplicar suelten a su perro, ¡suéltelo por diosito suéltelo!, imploraba la Antuca. Eran los hermanos Julián y Blas Celedón, famosos bandoleros de la región, le preguntan el nombre del perro a la Antuca, y ella responde que se llama güeso, inmediatamente jalan a güeso que se encuentra cautivo y le dan de latigazos para que se mueva, así avanzan hasta perderse tras la loma, la Antuca llora desconsoladamente.”(Alegría, 1939)


En esta parte de la novela se narra la forma en la que cruelmente le quitan a su perro pastor a la Antuca, la desesperación y angustia de la pastora al perder a su perro, da a entender lo importante que puede llegar a ser un animal para las personas. Describe el sufrimiento incomparable que se tiene al momento de perder algo o alguien muy preciado sentimentalmente. Es significativo que las personas se toquen el corazón y así puedan llegar a ser más empáticas antes de actuar o tomar una decisión tanto con los animales como con las personas. Como si el maltrato fuese algo insuficiente a lo largo de la obra, se observa un choque de clases sociales en el que la naturaleza toma un rol importante, desencadenando una serie de eventos que afectan principalmente a los campesinos, tal como se evidencia a continuación.
“Sintiendo y viviendo la sequía, todos los indios se reúnen y rezan a los santos para que vuelva las lluvias y la tierra retorne a su verdor, entonces tuvo lugar la procesión, la Virgen, blanca y chaposa, vestida de raso orlado de lentejuelas sale en una pequeña anda que los concurrentes se disputan en cargar. Todos rogaban en un solo clamor ¡Virgen Santísima socórrenos!” (Alegría, 1939) El autor muestra una mezcla de culturas y costumbres de parte de los campesinos, quienes eran los hombres blancos de una religión diferente, más conservadora, a comparación de la cultura andina de la sierra peruana, esta última con rasgos incaicos y una religión mezclada entre la cristiana y al culto a sus Apus. En ese segmento de la novela se narra como la desesperación se apodera de todas las personas y como es que crece cada vez más y estas, como último recurso recurren a su fe, teniendo la esperanza de que finalmente vuelvan las lluvias y sus terrenos vuelvan a enverdecer.


Al igual que el texto, en situaciones difíciles de la vida, solemos recurrir a la fe solo cuando las circunstancias parecen desesperadas, cuando en realidad debería ser al revés, la fe y la esperanza deberían ser constantes en nosotros, tanto en los momentos difíciles como cuando las cosas van bien.
La novela evoca una desoladora imagen de sufrimiento y desigualdad, donde la hambruna despoja de dignidad tanto a humanos como a animales. La brutalidad de la privación se refleja en escenas de perros hambrientos invadiendo la casa hacienda y en la desesperación de personajes como Zambo y Pellejo, cuya existencia se ve marcada por la crueldad y el dolor. La confrontación entre los más pobres y el hacendado expone una injusticia social implacable, culminando en un estallido trágico que ilustra la resistencia y el precio humano de la desigualdad extrema, todo bajo el manto implacable de una sequía que parece no tener fin, a continuación, este fragmento hace referencia a ello.


“La Antuca se encontró con el Mañu, estaba estirado sobre las piedras y moría solo. Entretanto la jauría de perros hambrientos, invadían la casa hacienda, en las mañanas se encontraban en las lomas, husmeando, Zambo, siguió a una pareja, en el campo que estaban comiendo papas y trigo, y solamente quería siquiera las cáscaras, pero nada dejaban, se lo comían con todo. Recordó a la Chabela que otrora le había dado cariño, pero tampoco, lo botó y con un tizón le punzó las costillas. Las escasas fuentes de agua se habían secado, el río que había sido caudaloso apenas llevaba hilos de agua, los eucaliptos y plantas, todos resecos, solamente se cuidaba de las vacas, caballos y burros, también de los bueyes que servían para hacer surcos. Los perros hambrientos gruñendo y mostrando los colmillos irrumpieron en la casa hacienda causando alboroto, al día siguiente don Cipriano repartía pequeños pedazos de carne con veneno, murió Zambo envenenado, entretanto pellejo, come sus entrañas del perro ya muerto y también se retuerce de dolor y deja de existir, todo el campo se llenó de un olor nauseabundo. Indios y cholos rodearon una tarde el caserón de la hacienda entonces la voz del Simón Robles sonó ronca y firme: “le reclamó al hacendado patrón, como es que sus vacas y animales comen cebada, en cambio, ellos están pasando hambre, están como perros hambrientos además de ello le dice, que con su esfuerzo y sacrificio se han abierto todos esos surcos y que se consuela con su dolor de los más pobres y que les proporcione comida siquiera un poco”. Como era de suponer el patrón, los botó, no quería saber más del asunto, los indios y cholos irrumpen a la fuerza en la casa hacienda, suenan balazos y varios mueren en esa tarde trágica, recogieron los cadáveres y fueron enterrados esa misma tarde. La sequía seguía implacable”(Alegría, 1939).


Esta parte de la novela nos sumerge en un mundo marcado por la crueldad, la desigualdad y la desesperación, nos lleva a cuestionar las estructuras sociales que perpetúan el sufrimiento de los más vulnerables y nos invita a recapacitar sobre nuestra responsabilidad colectiva en la creación de un mundo más justo y equitativo. «Los perros hambrientos» es una obra conmovedora que expone, a través de una narrativa vivida y personajes profundos, la manera cruda y realista de las duras condiciones de vida de los campesinos e indígenas en el Perú de la época. Ciro Alegría nos muestra la lucha desigual contra la injusticia, la explotación y la pobreza extrema. La novela deja una fuerte impresión sobre la brutalidad de las desigualdades sociales y la resistencia humana frente a la adversidad, invitando a la reflexión sobre la importancia de la justicia y la solidaridad en una sociedad marcada por la inequidad.

Recuerda: ¡La desigualdad es mas violenta que cualquier protesta y disminuye la capacidad de ver al otro como semejante!


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