“¿Por qué nos tuvo que pasar esto a pocos días de la Navidad?”. Esa es la pregunta que se vienen repitiendo los pescadores del distrito de Lobitos, quienes no pueden dejar de mostrar su preocupación por el petróleo que se ha derramado en el mar producto de las actividades de la Refinería de Talara, en Piura.
“El mar tiene manchas negras, hay animales muertos y todo esto nos deja sin trabajo”, se lamentó el presidente del Gremio de Pescadores Artesanales de Lobitos, Jorge Periche, quien acudió ayer a la playa Las Capullanas, la más emblemática del distrito, pero también la que resultó más afectada.
Su tormento empezó al promediar las 11:30 de la noche del último viernes cuando se realizaban las maniobras previas al embarque de petróleo en el buque Polyaigos en el terminal submarino de la Refinería de Talara, administrada por Petroperú. En ese momento, se detectó la presencia de hidrocarburos mientras se efectuaba el desplazamiento en la línea submarina.
“La situación fue controlada de inmediato y, como medida preventiva, se suspendieron todas las operaciones para inspeccionar la zona cercana al terminal”, informó la empresa.
Según la Autoridad Portuaria Nacional (APN), se produjo un derrame de hidrocarburos de 0.143 metros cúbicos en el terminal multiboyas e inmediatamente se activó un plan de emergencia, el cual contempló medidas de contención, recuperación y limpieza. Sin embargo, el daño ya estaba hecho.
Daño ecológico
El sábado por la mañana se detectaron manchas de petróleo en la playa Las Capullanas, a 10 kilómetros al norte de dicha refinería. El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) confirmó que se extendieron a otras tres playas: El Anchón, Palizada y La Bola.
El crudo afectó la fauna marina, como tortugas, cangrejos, delfines y pulpos que aparecieron muertos en la orilla del mar. También se dañó la biodiversidad local. Todo era desolador.

El representante de la Dirección de Supervisión Ambiental en Energía y Minas del OEFA, Alex Uriarte Ortiz, señaló que el derrame de petróleo afectó un área de 10.000 metros cuadrados de la playa Las Capullanas.
Pescados afectados por derrame
“Lo que ha pasado en Lobitos es el daño más grande que se le puede hacer a un pueblo. Vivimos en un campamento petrolero, pero no trabajamos allá. Vivimos de pescar, sacar mariscos, vender comida y promover el turismo”, afirmó el dirigente de los pescadores, Jorge Periche, quien advirtió que son 2.000 personas afectadas en total por este derrame si se toman en cuenta las otras actividades económicas.
Señaló que esperan que la empresa pueda darles compensaciones por los días que no trabajarán porque, de lo contrario, realizarán movilizaciones.

Además, consideró que urge que las investigaciones lleguen a dar con los responsables para que se les castigue de forma drástica por este daño ecológico. “Y eso que no estamos viendo el impacto del ecosistema del fondo marino”, sostuvo.
Con información de La República